26 de desembre del 2009

Debate y votación de la toma en consideración de la proposición de ley de uso, protección y promoción de las lenguas propias de Aragón.



Ind. Tramitación: Proposiciones no de ley
Intervinientes: Franco Sangil, Jesús Miguel - Navarro Félez, Miguel - Barrena Salces, Adolfo - Bernal Bernal, Chesús - Herrero Herrero, María

Pasamos al orden del día: lectura y aprobación, si procede, del acta de la sesión plenaria celebrada los días 29 y 30 de septiembre de 2009.
Lectura y aprobación, si procede, del acta de la sesión plenaria celebrada los días 29 y 30 de septiembre de 2009.
Aprobación por asentimiento. Así se refleja en el acta.
Debate y votación sobre la toma en consideración de la proposición de ley de uso, protección y promoción de las lenguas propias de Aragón, presentada por el Grupo Parlamentario Socialista.
Para la presentación y defensa de la proposición de ley, tiene la palabra su portavoz, señor Franco.
Toma en consideración de la proposición de ley de uso, protección y promoción de las lenguas propias de Aragón.
El señor diputado FRANCO SANGIL: Gracias, señor presidente
.
Señorías.
Todos ustedes conocen el texto que hoy presentamos, lo conocen desde principios del mes de julio, y, por lo tanto, creo que todos saben cuál es nuestro objetivo, cuál es nuestra pretensión, que la resumiré diciendo que es un punto de partida para poder llegar a acuerdos en esta Cámara con respecto al uso, a la protección y a la promoción de nuestras lenguas propias, las lenguas aragonesas, conocido y denominado como ley de lenguas.
Todos saben que es un texto moderado; que, como digo, pretende ser un punto de partida y que pretende responder a la realidad que llevamos manteniendo, al menos desde hace veinticinco años, en esta comunidad autónoma; que pretende llegar a acuerdos, el mismo grado de acuerdo y entendimiento que ha permitido que, desde hace veinticinco años, señorías, se estén enseñando nuestras lenguas propias en los colegios e institutos de Aragón sin que haya generado el más mínimo conflicto social.
Una política lingüística en el terreno de la educación que ha sido desarrollada, por cierto, por todos los gobiernos de nuestra comunidad autónoma, por todos los gobiernos (presididos por socialistas, por presidentes del Partido Aragonés o por presidentes del Partido Popular, por todos), por todos los gobiernos, repito, de nuestra comunidad autónoma, con independencia de su signo político. Política que ha sido asumida por los municipios, en los que esas lenguas se hablan con independencia del partido político que gobierna también en ese ayuntamiento.
Lo que esta iniciativa propone es que se lleve a ley lo que ya está ocurriendo en nuestra comunidad autónoma con toda normalidad desde hace muchos años. Y este grupo parlamentario cree que no es difícil debatir con racionalidad y llegar a un acuerdo, porque esta proposición se fundamenta en los principios de territorialidad, de voluntariedad y de reconocimiento de las modalidades existentes, con el máximo respeto a la Constitución y con la coherencia que el propio Estatuto, nuestro Estatuto, marca.
Todos ustedes conocen —y no haré más extensión que la referencia— el uso extendido del aragonés y del catalán en determinadas zonas de Aragón, el patrimonio que significan esas lenguas propias, la riqueza y el legado que suponen para Aragón las lenguas propias de Aragón, y conocen también su situación de fragilidad.
Por lo tanto, nosotros hemos presentado una proposición de ley, que sometemos hoy a la consideración de esta Cámara, donde los principios de territorialidad y voluntariedad son las piedras angulares sobre las que se ha construido esta iniciativa; que pretende abordar con racionalidad, con argumentos sociolingüísticos e históricos, el reconocimiento del derecho de una amplia minoría de aragoneses a hablar en una de las lenguas propias de Aragón utilizadas en nuestro territorio desde hace siglos, y que se han conservado gracias a la convicción de quienes las hablaban, de quienes lo hacían creyéndose y sintiéndose aragoneses.
Todos saben también que el problema de este debate no se centra en el aragonés, se centra en el catalán, y no por razones lingüísticas, sino por otro tipo de razones. Porque sería difícil entender que en una frontera, en una limitación de Aragón con otras comunidades autónomas cercanas, habláramos del gallego... Estamos hablando del catalán, de la misma manera que en México o que en Argentina o que en Venezuela se habla castellano o español, porque, cuando nuestra gente, los aragoneses que hablan catalán, van a Cataluña, se entienden y hablan en catalán.
Todos ustedes saben de lo que estamos hablando, todos saben de la fragilidad y de la sensibilidad de estos temas.
Y yo quiero en este momento dirigirme a los que hablan, precisamente, aragonés y catalán además de castellano, y quiero decirles que ellos también son conscientes de la dificultad y son conscientes de los años que llevamos con este tema en Aragón y son conscientes de la sensibilidad que este tema hace florecer en mucha gente y de la utilización que también estos temas permiten; que nunca es el mejor momento para abordar este debate, tampoco este (algunas personas dicen: «este no es el mejor momento, no es el mejor momento»), nunca es el mejor momento; que lo fácil es obviarlo, y que el único mérito que tiene este grupo parlamentario es intentar dar fuerza de ley, con una ley, a algo que es una realidad en Aragón, y el único remedio, lo vuelvo a repetir, es, sencillamente, presentar esta proposición de ley; que la presentamos, que la defendemos y que la queremos, y que necesitamos del apoyo de esta Cámara, hoy y, sobre todo, en la ponencia.
A los que, como yo, no tenemos la suerte de hablar, además del castellano, otra lengua de Aragón, les quiero decir que es una proposición de ley respetuosa con la Constitución y consecuente con nuestro Estatuto renovado desde hace dos años; con una realidad desde el año ochenta y cuatro (desde el curso 84-85 en cuestión de catalán) en donde en todos los documentos firmados con el Ministerio de Educación y Ciencia —entonces competente en materia educativa— se habla de catalán; donde los profesores, en los documentos de centros, hablan de asignatura de catalán y de profesor de catalán (esto ha sido así desde el año ochenta y cuatro), y me refiero al catalán porque vuelvo a decir que es el que crea y genera estas susceptibilidades y estas sensibilidades; en donde en el año ochenta y ocho-ochenta y nueve se firma y se da una circular a los centros..., no, perdón, en el año noventa y ocho- noventa y nueve (en el año noventa y ocho, les recuerdo que era ministra de Educación Esperanza Aguirre, y en el año noventa y nueve, el ministro de Educación era Mariano Rajoy), y en ese curso se firma una nueva ampliación del convenio, en donde, además de una circular firmada por el Departamento de Educación de aquí, de Aragón (que tampoco era socialista en ese momento), queda claro cuál es el convenio, cuáles son las asignaturas que se van a impartir y cuál es el profesorado que lo va a llevar a cabo.
Por eso, a los que, como yo, no tienen la suerte de hablar, además de castellano, otra lengua aragonesa, les digo que es algo que no nos debería llevar más debate, que este grupo no va a hacer cuestión de nada, pero que es algo que está allí, que se ha reconocido siempre y que se ha respaldado siempre por los distintos gobiernos de esta comunidad autónoma. Nadie ha cambiado nada cuando tenían la posibilidad de cambiarlo, y les recuerdo... [rumores], y les recuerdo que hay una ley vigente en esta comunidad autónoma donde dice claramente cuáles son las lenguas propias de Aragón y hacia dónde avanza esa ley vigente —vigente— del año noventa y nueve, de marzo del año noventa y nueve (que tampoco había ningún Gobierno socialista).
Señorías, solamente les quiero recordar que son aragoneses los que usan estas lenguas, que son aragoneses que se sienten aragoneses y que tienen y aportan a nuestra comunidad autónoma un mayor legado y una mayor riqueza y, por lo tanto, un mayor patrimonio, y que, señorías, nuestra proposición de ley no hace mal a nadie, ¡a nadie!, a nadie.
Les invito a pensar no en otros territorios, les invito a pensar en la proposición de ley, les invito a pensar en los aragoneses. Y con esa premisa simplemente, encontrarán a un Grupo Socialista que, con treinta diputados, ha presentado una proposición de ley y que aspira a aprobar esta toma en consideración y aspira a aprobar una ley que no sea del Grupo Socialista, sino que sea de esta Cámara y, por lo tanto, de todos los aragoneses.
Muchas gracias, señor presidente.
[Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario Socialista.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Turno en contra.
¿Algún diputado desea ejercer el turno en contra, además del señor Navarro?
Señor Navarro, en nombre del Grupo Popular, tiene la palabra para el turno en contra. El señor diputado NAVARRO FÉLEZ: Gracias, presidente.
Señorías.
Subo a esta tribuna para fijar la posición de mi grupo, el Grupo Parlamentario Popular, en contra de esta proposición de ley de uso, protección y promoción de las lenguas de Aragón que nos ha presentado el portavoz del Grupo Socialista.
En principio, dejar meridianamente claro que el Partido Popular quiere garantizar el cumplimiento del Estatuto de Aragón, que obliga a proteger las modalidades lingüísticas propias de Aragón, así como a que una ley en Cortes establecerá su uso, protección y promoción.
Ahora bien, decir que, por un lado, estamos en desacuerdo con el espíritu y los objetivos de esta ley, en la que vemos con preocupación que la mayor parte del articulado pivota sobre el aragonés y el catalán como lenguas propias, dejando a un lado el resto de modalidades lingüísticas aragonesas, que sí son propias, y, por otro lado, no nos parece oportuno y adecuado el articulado de la ley a la realidad sociolingüística aragonesa, que desde mi grupo rechazamos de plano, ni tampoco el momento económico que estamos atravesando los aragoneses es el más oportuno para desarrollar y aplicar esta ley, sin conocer siquiera cuánto nos va a costar su aplicación.
En definitiva, desde mi grupo entendemos que, globalmente, el contenido de esta ley no es apto para debatirlo. De ahí nuestro voto en contra.
Señorías, ayer tuve la curiosidad de releer la última encuesta del barómetro de opinión de Aragón, y la verdad es que dentro de las preocupaciones que tienen los aragoneses no encontré ninguna referencia a la supuesta problemática lingüística. Lo que en realidad les preocupa a los aragoneses en estos momentos es el desempleo, la economía y la vivienda, por este orden.
¿Cómo le podemos explicar a la sociedad aragonesa que, ante esta terrible crisis que estamos padeciendo, cuando el Gobierno debería ser exquisito en el control del gasto público, estamos desarrollando una ley que tendrá una repercusión económica importante y que, además, nadie sabe su coste?
Señores del Gobierno, echo en falta la posición del Gobierno de Aragón para que manifieste su criterio no vinculante respecto a la toma en consideración, así como su conformidad o no a la tramitación si implicara aumento de créditos, como así será en un futuro; pero también echo en falta que el grupo proponente nos hubiese presentado una memoria económica que nos desgranase el coste, aunque fuera aproximado, de la aplicación de esta ley.
¿Y por qué digo esto, señorías? ¿Alguien sabe o podría decirme cuántos profesores será necesario contratar para, por ejemplo, garantizar la enseñanza en catalán y el coste de los mismos, o cuántos traductores necesitamos contratar las distintas Administraciones Públicas para poder dar una atención plurilingüe, o las publicaciones oficiales, o la creación de un órgano administrativo nuevo? ¿Alguien del PSOE me lo podría decir, por favor? En definitiva, señorías, creo que todos y cada uno de los aragoneses tiene derecho a saber cuánto le va a costar, de su bolsillo, la aplicación de esta ley.
Parece ser que al señor Iglesias le corre prisa dejar resuelta su visión particular de este proyecto de la ley de lenguas antes de despedirse como presidente del Gobierno de Aragón. Eso sí, pretende dejarnos el legado de su impronta catalanista en lo que parece ser más un empeño personal.
Ya el propio Iglesias, en su discurso de investidura de 1999, aseguraba que llevaría a las Cortes un proyecto de ley que regularía el uso de las lenguas de Aragón. Dicha promesa programática la plasmó parcialmente en la Orden de 13 de marzo de 2001, donde sometió a información pública el anteproyecto de la ley de lenguas de Aragón, cuya lectura ya planteaba numerosos interrogantes de suma importancia para la conservación y el uso de nuestro patrimonio cultural.
Por supuesto que lo incumplió, quizás por pánico electoral, como también incumplió cuando, en octubre de 2005, nos volvía a anunciar el envío del proyecto de ley a la Cámara en el menor tiempo posible. Fracasó de nuevo, afortunadamente, en ese segundo intento. Quizás en ese caso los socialistas encontraron el mayor problema en su socio de Gobierno, el PAR (que, por cierto, al final, parece que ha recapacitado de su posición inicial), aunque, al final, el propio Partido Socialista, impulsado por esa terquedad del señor Iglesias, nos presenta en solitario esta proposición de ley de lenguas.
Aquí, señores socialistas, algo falla: si resulta que son incapaces de convencer a su socio de Gobierno, ¿cómo pretenden convencer al resto de la oposición (a unos, por exceso de la ley y, a otros, por defecto de la propia ley) de las bondades de este proyecto de ley? Y más grave aún: no contenta a casi nadie, ni a su socio de Gobierno ni a la oposición ni, más grave aún, a la propia sociedad aragonesa.
Señorías, debatimos hoy sobre uno de los mayores despropósitos, por su contenido, que se hayan podido plantear en esta Cámara en los más de diez años de Gobierno de coalición PSOE-PAR, una proposición de ley que, si el resto de los grupos parlamentarios la tienen en consideración y dan su beneplácito, tendrá consecuencias que desconocemos para el futuro de nuestra comunidad autónoma, a no ser que, vía enmiendas, la ley sufra una modificación espectacular.
De hecho, este proyecto de ley presenta innumerables trampas que, desde luego, el Partido Popular no acepta y tratará de corregir con el único fin de adaptarla a la realidad social de Aragón. Como también está en nuestra mano dar a conocer a la sociedad aragonesa la tropelía que el señor Iglesias nos plantea para el futuro de Aragón, porque esta ley no solo afecta realmente a los que tendrían que ser los destinatarios de la normativa, sino que afecta a todo el conjunto de Aragón, donde, de forma encubierta, plantea, por un lado, la cooficialidad y, por otro, que poco a poco se extienda entre la población como una mancha de aceite el uso del catalán en Aragón.
Señores socialistas, esta es una ley de las que podríamos llamar «de Estado», una ley, como los estatutos, que precisa del diálogo y del consenso mayoritario que le den a la misma una garantía de futuro, y, de momento, la ausencia de diálogo por parte del grupo proponente de esta proposición de ley se ha puesto de manifiesto.
Miren, señorías, en el Partido Popular pensamos que en Aragón coexisten, junto con el castellano, un conjunto de hablas vernáculas, con número tal de peculiaridades a nivel morfológico, fonético, léxico y sintáctico que las diferencia del catalán normalizado, y un conjunto de hablas locales altoaragonesas que, históricamente, nunca llegaron a constituirse como lengua única. Es precisamente ese conjunto de hablas locales, junto con el castellano, lo que constituye nuestro verdadero patrimonio cultural; no así el catalán ni el aragonés de reciente creación.
Desde el Partido Popular consideramos que la normalización y la cooficialidad encubierta que se preconiza del aragonés y del catalán van a suponer la pérdida de nuestro verdadero patrimonio en determinadas zonas, porque nuestros jóvenes, a través de la enseñanza, sustituirán un sistema lingüístico por el otro, olvidando su vocabulario para utilizar el normalizado.
Por otra parte, la normalización llevada a cabo por el aragonés no se basa en una selección de hablas mejor conservadas ni intenta aglutinarlas, sino que el tal aragonés, o fabla aragonesa, constituye un invento artificial ampliamente discutido y rebatido por los especialistas, porque no ha sido una lengua materna de ningún aragonés.
Para el Partido Popular, cualquier propuesta que se formule no debe suponer en ningún caso un atropello de las modalidades lingüísticas que están reconocidas en el Estatuto de Autonomía de Aragón y en la propia Constitución española. Ya desde la exposición de motivos de esta ley se define el idioma catalán como «lengua propia de Aragón»: el artículo 7 de nuestro Estatuto de Aragón se titula «Lenguas y modalidades lingüísticas propias», y, como tal, está excluyendo otras lenguas de las que no somos propietarios, como es el caso del idioma catalán, idioma que no es parte del patrimonio lingüístico de Aragón, que también lo exige el Estatuto. Por otro lado, si se declara al idioma catalán como lengua propia de Aragón, se incumplirá el propio Estatuto de Aragón, que obliga a proteger las modalidades lingüísticas propias de Aragón.
Continuando con la exposición de motivos, nos plantea que ambas lenguas necesitan acciones para prestigiarlas, dignificarlas y normalizarlas socialmente. Y mi pregunta sería: ¿cómo vamos a normalizar el catalán si ya está normalizado?
También hace referencia a la Ley de patrimonio cultural aragonés, que estableció que el aragonés y el catalán son lenguas minoritarias propias de Aragón, artículo este de la ley que se introdujo, como ustedes bien saben, mediante una enmienda de Chunta Aragonesista, apoyada por el PSOE y por el PAR.
También se habla de dictamen de las Cortes, pero, sin embargo, no se hace referencia al informe de la Coja, que desmonta toda argumentación referente a la Ley de patrimonio y al anteproyecto de la ley de lenguas de la pasada legislatura.
Podríamos ir desgranando todos y cada uno de los artículos, que no es el caso, en la toma de consideración: podríamos hablar de la enseñanza, del uso curricular, del profesorado, de las relaciones con las Administraciones Públicas...
En definitiva y al margen de otras muchas consideraciones que podrían hacerse, creemos que la aprobación de esta ley no es un problema prioritario para los aragoneses, que su regulación constituye una irresponsabilidad política del actual Gobierno, que no será aceptada sin conflictos por el conjunto de la sociedad aragonesa y que puede crear problemas donde no los hay.
Si todo el esfuerzo y la tozudez que han tenido durante estos últimos años intentando sacar esta ley lo hubieran dedicado a desarrollar los estudios sociolingüísticos realizados en su día, tanto de las hablas pirenaicas como el realizado para la zona oriental de Aragón, dándolo a conocer de forma generalizada a los destinatarios de dichos territorios, quizás hoy no tendríamos este problema, y más considerando la delicada situación en la que se encuentran ambos sistemas lingüísticos minoritarios y las distintas y muchas veces contrapuestas sensibilidades que el tratamiento de la cuestión lingüística despierta entre los propios hablantes.
Hubiera sido aconsejable dedicar un esfuerzo prioritario a acciones de carácter cultural y plantear las medidas legislativas con una gradación meditada, medidas que todos los aragoneses hubiesen aceptado o encontrado razonables, no generando conflicto y fomentando la tolerancia en una comunidad autónoma que, como todas sus señorías saben, históricamente ha sido espacio de convivencia de razas, religiones y culturas diversas.
Si de verdad se hubieran preocupado, durante estos más de diez años de gobierno, por actuar de verdad en la promoción y protección de las variedades lingüísticas aragonesas, quizás hoy estaríamos hablando en otros términos y esta ley pasaría sin levantar ninguna ampolla. Pero ustedes, los socialistas, erre que erre, dan más crédito a la opinión de determinados lingüistas que en lo que realmente piensan los verdaderos destinatarios de esta ley, muchos de los cuales, por supuesto, como ustedes saben, no están de acuerdo con este proyecto de ley.
Nada más, y muchas gracias.
[Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario Popular.]
El señor PRESIDENTE: Fijación de posiciones de los restantes grupos políticos.
Empezamos por Izquierda Unida. El señor Barrena tomará la palabra a continuación. El señor diputado BARRENA SALCES: Gracias, señor presidente.
Señorías.
Nosotros nos acercamos a este debate desde el reconocimiento de un derecho ciudadano, porque los ciudadanos y las ciudadanas de Aragón tienen derecho a que su derecho a utilizar su lengua, a cuidarla, a protegerla, a utilizarla, a difundirla y a conservarla, tienen derecho a que eso se garantice.
Puede que alguien considere que son minoritarias esas personas, pero entenderán que, desde mi posición, esté especialmente interesado en apoyar y en defender a las minorías, mal que les pese a las mayorías o a algunas de las mayorías que en este caso están terciando en el debate con planteamientos yo creo que alejados de que la obligatoriedad que tiene esta Cámara, en la que reside la soberanía de todo —de todo— el pueblo aragonés, de resolver también esta problemática y garantizar ese derecho que tienen ciudadanos y ciudadanas de Aragón.
Nos aproximamos a este debate también... Saben ustedes que no tenemos en absoluto nada que nos aproxime a buscar señas identitarias nacionalistas como pueda ser la bandera o como pueda ser la frontera o como puedan ser las lenguas. Nosotros estamos por encima de esas cosas... o por debajo, porque no quiero tampoco que nadie considere que estoy intentando ofender. Simplemente, le digo que en nuestra opción política, internacionalista, federalista y solidaria, ese tipo de cuestiones no nos impide plantear defensa de derechos.
A partir de ahí, nosotros creemos que una obligación de nuestro Estatuto, una aspiración demandada por esa parte de la ciudadanía aragonesa, tiene que resolverse, y, lógicamente, hay que resolverla como se resuelven estas cosas: mediante una ley, que, evidentemente, tiene que debatirse aquí.
Una ley que, desde nuestro punto de vista, tendría que resolver, en primer lugar, esa deuda de más de veinte años para resolver este problema. Por lo tanto, para resolverlo, tiene que ser una ley —yo diría— valiente, no puede ser una ley timorata; yo creo que no valdría una ley como la que ha habido en Castilla y León, con eso del gallego de El Bierzo, o como la que ha habido en Extremadura, con el tema de la parte de extremeños y extremeñas que hablan portugués. Yo creo que tiene que ser una ley que cumpla el objetivo de la ley, que, por lo tanto, es dar respuesta a lo que dice el Estatuto y dar respuesta a lo que son derechos ciudadanos.
Nosotros vamos a votar a favor de la toma en consideración de esta ley. Y esta ley, como todas las que vienen aquí con asuntos que trascienden el interés partidario, pues, lógicamente, tiene que sufrir el proceso de debate, en el cual haremos propuestas, plantearemos enmiendas y trataremos de ayudar para que la ley que salga de aquí no sea una ley timorata, sino que sea una ley efectiva.
Yo creo que hay tres asuntos fundamentales en los que, al final, debatiremos. Uno tiene que ver con el tema de la cooficialidad o no. Ciertamente, es un tema que tendremos que hablar y que tendremos que debatir desde todos los puntos de vista, ¿eh?: de si es para todo el territorio; de si es para los territorios donde se hablan, que la ley tiene que decir cuáles son; de si, como mínimo, hay que garantizar que esa lengua sea utilizada y reconocida...
Lo tenemos que ver también desde el punto de vista de la política educativa. Yo, señor Navarro, estoy seguro de que estamos pagando más profesores y profesoras de Religión que los que vayan a hacer falta en los centros educativos, en los niveles de escolarización obligatoria, para atender las obligaciones que se tienen con una parte de la ciudadanía; seguro que son muchos menos que profesores y profesoras de Religión. Y seguro que también son muchos menos de los que en alguna comunidad autónoma han tenido que contratar de inglés para explicar una asignatura famosa en su día y en su tiempo; seguro también.
Y además, ese debate, pues, mire usted, yo defiendo que haya médicos en el mundo rural aunque solo tengan cien tarjetas sanitarias en lugar de dos mil quinientas.
Es decir, son cuestiones que tienen que ver con planteamientos que van más allá de buscar argumentos para seguir defendiendo una posición absolutamente radical y contraria a que, en Aragón, este tema quede resuelto.
Por lo tanto, claro que debatiremos sobre qué figuras y cómo y de qué manera se introducen en el currículo las lenguas y las modalidades lingüísticas propias de Aragón. Yo, de entrada, ya les digo que nos opondremos a que se la trate igual que a la Religión, ¿eh?, que sea optativa o voluntaria (si quieres, vas, y si no quieres, no vas), por ponerles un ejemplo. Pero, bueno, tendremos tiempo para debatir de ello en el trámite de enmiendas. Por eso es necesario que la ley empiece su recorrido parlamentario hoy.
¿Cuál será el siguiente tema objeto de debate? Pues estoy seguro de que, en relación con las lenguas que se hablan en los valles del Pirineo especialmente, las modalidades lingüísticas del aragonés, cómo y de qué manera se resuelve ese tema. Yo, públicamente, siempre he defendido que haría falta un órgano científico, independiente, riguroso, capaz de resolver este problema que tenemos, porque nosotros siempre hemos reconocido la realidad que tenemos: la realidad que hay es que en cada valle hay un habla; la verdad es que, cuando se ha intentado normalizar o se ha presentado un determinado aragonés, yo creo que a veces desde el amateurismo, otras veces desde el oportunismo también, pues, evidentemente, eso genera rechazo en aquellas zonas y no lo resuelve. Pero es un problema que tendremos que habrá que resolver, y, por lo tanto, en la ley será el lugar oportuno para decidir cómo y de qué manera se resuelve ese tema.
Yo creo que hay más cosas, pero, bueno, como estoy dispuesto a plantearlas mediante enmiendas para debatirlas, contrastarlas y, si es posible, consensuarlas con el resto de grupos —si es posible, porque al final no vamos a ser capaces de encontrar un planteamiento unánime, pues con la mayoría posible que salga—, pero, sobre todo, en la dirección de que a esta comunidad autónoma, a los ciudadanos y las ciudadanas que, además de castellano, hablan las otras lenguas a las que tienen perfecto derecho, se les atienda, se les reconozca y se les garanticen sus derechos.
En ese camino es en el que nos vamos a situar, ahí es donde vamos a intentar trabajar. Y, lógicamente, para ello, lo primero que hay que hacer es votar a favor de la toma en consideración de esta ley, que es lo que vamos a hacer luego cuando el señor presidente llame a votar.
Gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Turno de Chunta Aragonesista. Señor Bernal, tiene la palabra.
El señor diputado BERNAL BERNAL: Gracias, señor presidente
.
Señorías.
El hecho en sí de la presentación de una iniciativa legislativa bajo la forma de proposición de ley plantea —yo creo— un análisis primero, una reflexión en torno al hecho en sí de que se presente esa iniciativa y, en segundo lugar, en torno al asunto al que se refiere, al asunto sobre el que versa y las cuestiones generales que plantea. Y digo «generales» porque no bajaré hoy a los detalles.
Vamos con el hecho en sí. El hecho en sí, señorías, ¿qué refleja? ¿Refleja quizá el reconocimiento de un fracaso del Gobierno de Aragón? Sí —dice mi grupo parlamentario—, refleja un fracaso del Gobierno de Aragón. Y pregunta también mi grupo parlamentario: ¿supone la presentación de esta iniciativa el reconocimiento de un incumplimiento reiterado a lo largo de diez años y de muchos incumplimientos concretos, sostenidos en el tiempo, a lo largo de todos y cada uno de esos diez años, por parte del Gobierno de Aragón presidido por Marcelino Iglesias? Mi grupo parlamentario entiende y va a tratar de demostrar que sí, que supone el reconocimiento de un incumplimiento reiterado y ratificado cada trimestre o cada año a lo largo de estos diez años.
Señorías, el señor Iglesias, en julio del noventa y nueve, se presentó como candidato a la presidencia del Gobierno para recibir el apoyo de estas Cortes, y en aquel debate dijo: «Durante esta etapa, sin ninguna duda, plantearemos y aprobaremos la ley de lenguas (...) No tenga ninguna duda [me decía a mí, como portavoz de Chunta Aragonesista] de que, a ese respecto y a otros muchos más, que iré enumerando, estaremos trabajando codo con codo...», como en las pancartas de las manifestaciones, codo con codo.
Señorías, también dijo el presidente Iglesias un año después, respondiendo a una pregunta parlamentaria, que «calculamos que tendremos una propuesta concreta (...) a final de diciembre [hablaba en el año 2000, en mayo]. Por tanto, a principios de enero de 2001, a principios del año que viene, vendrá el proyecto de ley» (año 2000, para 2001). Y añadía: «El plazo que fijamos es claro y rotundo» (año 2000). Y luego le echaba unas flores —y no es casual lo que voy a decir ahora— a la Comisión especial de política lingüística, que había elaborado un dictamen, y decía: «Porque usted [me decía, refiriéndose a mí], señor Bernal, el señor Becana (...) y otros muchos trabajaron en una comisión anterior, la Comisión especial para estudiar las lenguas de Aragón, que creo sinceramente que hizo un trabajo magnífico. Y con la base del trabajo que ustedes desarrollaron, yo creo que han dejado muy bien orientado lo que tiene que ser la política lingüística, la política de recuperación de nuestras lenguas, de recuperación del respeto a nuestra pluralidad, a nuestra magnífica pluralidad», etcétera. Año 2000, para 2001.
Señorías, fue avanzando el tiempo y en el año 2003, en la nueva investidura, segunda investidura, además de que este compromiso figuraba en el programa de Gobierno del equipo PSOE-PAR, añadía: «La vertebración cultural de una comunidad como la nuestra, que cuenta con la riqueza de varias lenguas, que cuenta con esa riqueza, no con el problema, exige normalizar institucionalmente lo que ya es cotidiano en la vida social. Para ello me comprometo a presentar en estas Cortes un proyecto de ley en materia lingüística».
Señorías, fue pasando el tiempo, nosotros le seguíamos formulando preguntas, y en el año 2004 decía el presidente Iglesias, en el mes de junio, respondiendo a una pregunta de Chunta Aragonesista: «Coincidiendo con el veinte aniversario de la decisión que se tomó el año 1984 [es decir, la Declaración de Mequinenza] de introducir el catalán, el reconocimiento del catalán y el aragonés en nuestras escuelas (...) presentaremos en estas Cortes [el proyecto de ley] con el objetivo de tenerla aprobada antes de finalizar esta legislatura». Estoy hablando de junio del año 2004.
Un año después, en el año 2005, como consecuencia de una recomendación del Comité de Ministros del Consejo de Europa en relación con el informe de aplicación de la Carta europea de las lenguas regionales o minoritarias, Chunta Aragonesista volvió a formular una pregunta al presidente. Y en aquella pregunta contestaba el presidente, y creo que aquí deja muy mal a los servicios jurídicos del Gobierno de Aragón —el presidente, no yo—, y decía: «El Departamento de Educación ha terminado la elaboración del anteproyecto y está en este momento en los servicios jurídicos [septiembre de 2005]. Cuando terminen los servicios jurídicos de informar, lo aprobaremos en el Gobierno y lo presentaremos en el Parlamento». ¡En qué lugar quedan los servicios jurídicos del Gobierno de Aragón que, desde septiembre de 2005, todavía no han elaborado la propuesta!
Señorías, ¿qué quiero decir con esto? Que es un incumplimiento reiterado. Y seguíamos con investiduras, podemos seguir, tengo muchos ejemplos concretos de frases rotundas. ¡Incumplimiento! Yo, señor portavoz del Grupo Socialista, esperaba que hoy usted hubiera comenzado reconociendo este fracaso, suyo y de su presidente de grupo, que, además, es presidente del Gobierno.
Finalmente, señorías, estamos con una proposición de ley que presenta un grupo. Y lo que siempre se había dicho —lamento tener que citar aquí, pero con cariño, al ex diputado señor Becana— era (estoy hablando del año noventa y siete, noventa y ocho, noventa y nueve...): «No se debe presentar una proposición de ley por uno, ni siquiera por dos grupos parlamentarios. Como mínimo, tiene que tener el respaldo de tres o de cuatro grupos parlamentarios la proposición de ley»... Pero, bueno, yo entiendo que si un grupo parlamentario quiere traerla porque tiene la mayoría, es comprensible. Mi grupo parlamentario podía haber traído una proposición de ley que hubiera tenido, cuando hemos tenido dos, cuando hemos tenido cinco, cuando hemos tenido nueve o cuando hemos tenido cuatro diputados, la misma virtualidad que si lo trae un grupo de treinta, ¡la misma! Evidentemente, es mucho más importante el Grupo Socialista, que tiene un número importante de diputados, pero no son bastantes, no son suficientes, y, sin embargo, la presentan individualmente, como un solo grupo, haciendo libérrimo uso de su derecho.
Señorías, este es otro fracaso, porque el Grupo Socialista no ha sido capaz de dialogar con otros grupos para tratar de presentar y de seguir las indicaciones del entonces diputado y portavoz en estas materias señor Becana, a quien aprovecho para saludar, que se encuentra en la tribuna.
Señorías, esta es la historia que mi grupo parlamentario, como conciencia, tiene que decir lo primero de todo.
En segundo lugar, reconocido este fracaso, señor Iglesias, yo creo que hay que hablar para todos, porque, a pesar de todo, después de haber fallado tanto, después de haber tardado tanto, después de traer tarde y mal esta iniciativa, al final, yo le tengo que reconocer que la ha traído, ¡que la ha traído! Por lo tanto...
El señor PRESIDENTE: Señor diputado, le recuerdo que le queda el desarrollo de su argumentario y ha consumido ya el tiempo. Se lo digo a título orientativo, y perdone la molestia.
El señor diputado BERNAL BERNAL: Gracias, señor presidente.
Por eso quiero pasar a analizar las cuestiones solo generales de esta proposición de ley, solo las generales.
Y esas cuatro cuestiones generales que quiero plantear no sé si llamarlas cuestiones generales a debatir, como sí que las ha llamado el señor Barrena, o llamarlas por varias denominaciones: clichés, lugares comunes, tópicos... o quizá debiera llamarlas —pero lo digo en último lugar— armas arrojadizas, armas arrojadizas a cuya familia hay que recordar que pertenece también el boomerang. El boomerang pertenece a las armas arrojadizas, y ya saben ustedes cuál es la característica que tiene. Lo digo porque hoy aquí se han dicho y se van a decir algunas cosas en relación con estas cuatro cuestiones que yo tengo que explicar, y lo digo porque quien busca confrontación, quien busca enfrentamiento, lo hace porque decide libérrimamente incluirlo en el guión político-parlamentario, no porque la trayectoria política de algunos grupos lo justifique.
El primer cliché o arma arrojadiza lo denominaríamos desde mi grupo parlamentario «catalán». Pues, señorías, el año noventa y siete se aprobó ese dictamen, y he de reconocer que, haciendo un uso democrático de aquella decisión mayoritaria, sin ningún voto en contra de estas Cortes, el Gobierno del señor Lanzuela se puso a trabajar, y la consejería del señor Bielza se puso a trabajar, porque tenían una obligación de traer un proyecto de ley de lenguas.
Y a ver si les suena este texto, señorías —yo no solo saco, como hacen el señor Iglesias o el señor Franco, aquella disposición final de la Ley de patrimonio cultural; hay más textos, hay muchos—, miren a ver si les suena esto: «Son lenguas propias de Aragón el aragonés, el castellano y el catalán. Dichas lenguas son elementos identificadores e integradores de Aragón. En los territorios donde cualquiera de estas sea de uso predominante, será utilizada con carácter general y preeminente por la Administración en todos sus actos, sin perjuicio del respeto a las demás». Este texto no es de Chunta Aragonesista, este texto, señor Navarro, es el artículo 2 del anteproyecto de ley de lenguas de Aragón, consensuado entre el Gobierno de Aragón del señor Lanzuela, la consejería del señor Bielza y las asociaciones culturales que trabajan en lenguas. Y una de las personas que llevó aquellas negociaciones y que estuvo en todas aquellas reuniones —y lo digo con todo el cariño, pero tengo que decirlo— fue nuestra secretaria segunda de la Mesa de estas Cortes, que estuvo en todas las negociaciones que dieron lugar a este texto, «el aragonés, el castellano y el catalán», entonces directora provincial del departamento. [Rumores.]
Señorías, algún otro grupo no sé si podrá decir también lo del catalán... Pues yo voy a decir algo que es ley, que todavía no han citado los grupos que han hablado, ni el señor Iglesias cuando habla de esto: me estoy refiriendo a la Ley de directrices generales de ordenación del territorio, en la que tuve el honor de ser ponente por mi grupo parlamentario, y, con el entonces portavoz del grupo del PAR, señor Biel, compartimos unos duros trabajos y llegamos a muchos acuerdos. Pues, señorías —la tienen ustedes sin reformar todavía—, la Ley de directrices generales de ordenación del territorio dice en su estrategia decimocuarta para el modelo territorial: «El reconocimiento legal del aragonés y del catalán como lenguas propias de Aragón debe constituir el punto de partida en una política lingüística que conserve y potencie estas como patrimonio a conservar». Aprobado por unanimidad del grupo del PAR, del grupo del PP, que formaban un Gobierno en aquel entonces, de la leal oposición del señor Iglesias, de la de Izquierda Unida y de la lealísima de Chunta Aragonesista.
Esto, en relación con el catalán, pero podemos seguir.
Señorías, ¿saben por qué el aragonés y el catalán reciben informaciones del Comité de Ministros del Consejo de Europa? Porque hubo un Gobierno no aragonés (y no cualquier Gobierno, el Gobierno del señor Aznar), porque hubo un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados (y no cualquier grupo parlamentario, sino el Grupo Popular en el Congreso de los Diputados), en el año 2000, cuando gozaba de mayoría absoluta (no cuando tuvo que hacer aquellas cosas del noventa y seis a 2000..., no, no, en 2000), que aprobó las enmiendas de Chunta Aragonesista que supusieron el reconocimiento como lenguas regionales y minoritarias en la Carta Europea las de las comunidades autónomas y —aprovecho para aclarar— las reconocidas y amparadas en los estatutos y/o en la legislación de esas comunidades autónomas de Aragón, Asturias, Cataluña, Euskadi, Galicia, Islas Baleares, Navarra y Valencia. El Grupo Parlamentario Popular tenía mayoría absoluta, y no cualquiera, ¿eh?, que era con el señor Aznar, no con determinadas veleidades. Gracias a eso, en Europa están reconocidos el aragonés y el catalán en Aragón, además del aranés y del asturiano.
Pero es que, además, señorías, el Gobierno siguió avanzando, hubo un Gobierno PSOE-PAR, hubo un consejero que se llamaba Callizo que elaboró otro anteproyecto de lenguas...
El señor PRESIDENTE: Señor Bernal, su descripción es muy ilustrativa, pero ha duplicado su tiempo. Le ruego que concluya.
El señor diputado BERNAL BERNAL: Voy a ir terminando, sí. Le ruego benevolencia, porque voy a terminar ya.
El artículo 1 del anteproyecto de ley del Gobierno PSOE-PAR es, prácticamente, fusilado del que he citado de la señora Grande: reconoce como lengua oficial el castellano en toda la comunidad y el aragonés y el catalán —el aragonés y el catalán— junto con el castellano en los respectivos territorios donde son predominantes. Ese acuerdo, señor Biel, fue ratificado en Consejo de Gobierno en el año 2001, Consejo de Gobierno PSOE-PAR, publicado, para información pública, en el Boletín Oficial de Aragón. Lo digo porque ahora el término «catalán» parece que tiene problemas.
Segundo aspecto: la cooficialidad. Señorías, con la cooficialidad también tengo alguna perla, porque en el anteproyecto del señor Bielza dice: «El aragonés y el catalán [artículo 3] son lenguas oficiales [lenguas oficiales, señor Navarro] en los respectivos territorios donde son predominantes, juntamente con el castellano».
Y en aquella ley en la que estuvimos el señor Biel y yo pactando dice, en el apartado 6 de la Ley de directrices generales de ordenación del territorio, punto 56: «Son asimismo una manifestación de la diversidad del patrimonio cultural las diferentes lenguas que se hablan en la comunidad autónoma de Aragón [¡atención!] que deben ser objeto de cooficialidad y ayudas para su enseñanza y divulgación». Ley de Aragón, está vigente, no la han derogado todavía solo se han cebado en la Ley de patrimonio cultural.
Señorías, quiero decir con esto que todos los gobiernos y todos los grupos —para que no diga el señor Barrena que no le cito, también le voy a citar—, porque hemos debatido en esta Cámara iniciativas de Izquierda Unida, no hace tanto tiempo, de control al Gobierno preguntando a ver por qué no reconocía la cooficialidad del catalán, e iniciativas de impulso, con proposiciones no de ley que se han debatido aquí, a partir de una declaración de cooficialidad que se dio en Mequinenza... Claro que en aquel momento el alcalde de Mequinenza, de apellido real y borbónico, era de Izquierda Unida...
El señor PRESIDENTE: Señor Bernal, debe concluir. Se lo ruego, por favor. Definitivamente.
El señor diputado BERNAL BERNAL: De verdad, de verdad, termino ya y le dejo la coda para la otra intervención. [Rumores.]
Miren, el tercer aspecto es la defensa y protección de las modalidades y variedades locales. Señorías, nosotros creemos que hay que proteger las variedades locales, pero nos hace mucha gracia que parece que algunos solo se fijan en la defensa y protección de las variedades locales del aragonés y del catalán. ¿Queremos que pervivan los localismos? Sí, porque enriquecen la lengua; pero, claro, yo todavía no les he visto preocupados por la conservación del atecano... —el señor Sada, sí, pero los demás, no— ni del illuecano ni del guadalaviarense ni del litaguino ni del taustano. Yo espero iniciativas también para la conservación de estas variedades del castellano.
Y finalmente, señor presidente, acabo ya con una última reflexión: la cuarta coda y cliché y arma arrojadiza es la enseñanza —que ha citado también el señor Navarro—, el problema de la enseñanza bilingüe, del bilingüismo, del plurilingüismo, del reconocimiento y enseñanza... Señorías, no se preocupen, que no vamos a ser originales; la educación bilingüe y plurilingüe nació en las sociedades humanas hace más de cinco mil años, y la Tierra ha seguido, no se preocupen.
Miren, de las seis mil lenguas del mundo, lo habitual...
El señor PRESIDENTE: Señor...
El señor diputado BERNAL BERNAL: ... lo habitual es que se hablen en distintos sitios, y que en ningún sitio se hable...
El señor PRESIDENTE: Señor Bernal, señor Bernal, le conmino a que concluya; si no, le retiraré la palabra. Por favor, no me obligue.
El señor diputado BERNAL BERNAL: Concluyo.
Señorías, lo que se nos pide es si queremos una ponencia que trate sobre la cuestión lingüística. Nosotros queremos esa ponencia, pero creo que es bueno que cada grupo parlamentario se tiente las ropas antes de emitir determinados juicios.
Muchas gracias.
[Aplausos desde la tribuna del público.]
El señor PRESIDENTE: Turno del Grupo Parlamentario del Partido Aragonés. La señora Herrero tomará la palabra a continuación.
La señora diputada HERRERO HERRERO: Gracias, presidente.
Señorías.
Mil años después de que se hablen estas lenguas y modalidades lingüísticas en Aragón, con la evolución pertinente que, evidentemente, han sufrido a lo largo de la historia, estamos en estas Cortes debatiendo sobre la regulación de la realidad lingüística de Aragón.
Bien, para empezar y por situar mi intervención en los justos términos, quiero anunciar que no estamos a favor de esta proposición de ley que plantea el Grupo Socialista.
Dicho esto, también digo que sí estamos a favor de que haya una ley de lenguas y modalidades lingüísticas propias, que no es ni más ni menos que lo que dice el Estatuto de Autonomía, el actual Estatuto de Autonomía, en su artículo 7, pero también los anteriores estatutos de autonomía: una primera referencia en el año ochenta y dos, en el año noventa y seis ya hace mención a una ley de Cortes que regulará esto, y el gran avance en el Estatuto de 2007.
Por esta razón y porque es una realidad que existe, que es evidente, creemos que hay que regular esta realidad por ley. Y por otra razón: porque somos en el PAR aragoneses y aragonesistas, y, por tanto, consideramos que la pluralidad lingüística que hay en Aragón es un rasgo de identidad del pueblo aragonés, porque es parte de nuestro patrimonio y de nuestra cultura, porque merecen el reconocimiento y la dignificación y porque necesitan protegerlas para que perduren. Y, evidentemente, todas ellas, pero especialmente necesitan ser protegidas las lenguas que se hablan en las modalidades del norte de Aragón.
Quiero recordar que en esta proposición de ley se está hablando de dos realidades lingüísticas —por así decirlo, podríamos matizarlo ahí—, pero estamos hablando de la realidad del aragonés, y, evidentemente, el aragonés está corriendo un gran peligro en la actualidad si no lo regulamos a través de una ley, y tendrá problemas para perdurar en el futuro.
En cuanto a los antecedentes, pues no voy a reiterar el repaso pormenorizado que ha hecho el señor Bernal, porque ahí consta, en el Diario de Sesiones, pero, evidentemente —lo que ya he dicho—, la referencia a los estatutos de autonomía, que empezaron a impartirse clases en las zonas donde los aragoneses hablan otra lengua además del castellano, la Comisión especial de estudio, el dictamen de la Comisión, otras leyes que han podido hacer referencia a esto, como es la Ley de patrimonio, (con el informe posterior de la Coja, por cierto, acerca de la Ley de patrimonio, que cuestiona la constitucionalidad de ese artículo), y varios intentos fallidos que ha nombrado también el señor Bernal de anteproyectos de ley que no han visto la luz.
Y esta es la realidad, señorías: la realidad es que hoy, en el año 2009, estamos aquí debatiendo sobre una proposición de ley de lenguas que plantea el Grupo Parlamentario Socialista. Y esto significa que en estos momentos no hay una ley vigente de lenguas y modalidades lingüísticas propias de Aragón —esto es una evidencia, pero quiero remarcarlo—. Y no hay ninguna ley vigente, a pesar de que los estatutos de autonomía y los reiterados pronunciamientos en esta Cámara han sido a favor de la existencia de esa ley, por algo, señorías. Evidentemente, cada uno podemos dar nuestras razones, nuestras interpretaciones, echarnos la culpa los unos a los otros, pero la realidad es la que es: s que no hay en estos momentos una ley de lenguas, y es por algo. Y ningún grupo parlamentario y ningún Gobierno de Aragón, a lo largo de toda la historia, ha traído ninguna propuesta para que haya una ley de lenguas. Evidentemente, esto dice muchas cosas.
En cuanto al texto, en cuanto a la proposición de ley que plantea el Grupo Socialista, pues, evidentemente, este texto llega aquí con una historia que le precede —algunos antecedentes los he mentado y otros, pues yo diría que la historia de este texto tiene una parte pública y notoria y otra parte no tan pública ni tan notoria—, que ha desembocado en este texto y que ha desembocado, lógicamente y como es evidente, en que no es un texto en el que el Partido Aragonés se sienta reflejado, porque, evidentemente, si no, sería un proyecto de ley. Aunque también reconozco que hay algunas cuestiones en las que nos sentimos reflejados e identificados, pero he dicho desde el principio que no apoyamos este texto.
Bien, el Partido Aragonés quiere facilitar la tramitación de una ley de lenguas, no sé si de esta ley o no, pero sí de una ley de lenguas y modalidades lingüísticas propias, que así dice nuestro Estatuto. Y el hecho de que queramos facilitar la tramitación no significa que apoyemos el texto ni que lo compartamos, al menos no íntegramente. Y tampoco significa que anticipe el sentido de nuestro voto final: dependerá de la tramitación parlamentaria. Pero no va a ser el PAR quien impida que se cumpla, entre otras cosas, el Estatuto de Autonomía, una ley orgánica, señorías, de obligado cumplimiento y que, si no recuerdo mal, la gran mayoría parlamentaria de estas Cortes apoyó, y no será el PAR quien impida que haya una ley de lenguas. Debe haberla, señorías.
Ahora bien, también anuncio: el Partido Aragonés presentará una batería de enmiendas en diferentes cuestiones al articulado de la ley, pero que quiero englobar en tres cuestiones fundamentales, una en cuanto a la denominación: es sabido por todos ustedes, y públicamente lo hemos dicho aquí en reiteradas ocasiones, que no aceptamos «catalán» como término que denomine la lengua que se habla en la zona oriental, no aceptamos el término «catalán», y que no queremos —y estoy midiendo muy bien mis palabras—, no queremos que se llame «catalán», y no tiene por qué llamarse «catalán». [Rumores.]
Una cuestión polémica, una cuestión polémica, ustedes lo saben perfectamente que esta cuestión genera una polémica política, que la están comprobando, pero también social. Nosotros estamos representando a la sociedad, y, socialmente, ustedes saben que no hay una unidad de criterio a este respecto. No podemos mirar hacia otro lado, esta es una realidad.
Y, miren ustedes, yo no voy a entrar aquí a decir por qué sí y por qué no pensamos eso. Me pueden plantear criterios filológicos o lingüísticos, sí; hay otros criterios científicos también, podemos hablar de disciplinas científicas o de ciencias, como pueden ser la historia o la sociología o incluso la psicología en su vertiente evolutiva o la psicolingüística, y, lógicamente, acabaríamos teniendo criterios científicos y rigurosos que vendrían a contradecir la opinión que se plasma en este texto.
Por tanto, creo que hay que tener en cuenta otras cuestiones. Por ejemplo, véase, y no voy a profundizar, pero ¿qué ocurre en la Comunidad Valenciana, donde, por cierto, el Partido Socialista cree que tiene que llamarse «valenciano»? Es una realidad, es una realidad.
O podemos preguntar a la gente, y la gente piensa lo que piensa, y la lengua es emoción —usted, señor Iglesias, lo sabe perfectamente—, es emoción y es identidad.
Y, simplemente —con esto ya termino—, una última reflexión: también se lo ganan a pulso. No quiero hacer un repaso de todos los temas en los que podemos mantener cierto conflicto con los vecinos catalanes, por otra parte, pueblo hermano, con el que es una lástima que estas cosas ocurran, por todo lo que nos une. Nosotros tenemos vecinos por los cuatro costados, y, que yo sepa, los conflictos los tenemos solo con ellos.
Un segundo bloque adonde irían dirigidas las enmiendas es hacia las modalidades lingüísticas propias de Aragón. Las modalidades queremos que se preserven y queremos que perduren vivas. Por eso mismo, porque tienen mil años de historia, por eso mismo, porque no se ha intervenido, por eso mismo, tenemos una riqueza lingüística y una pluralidad que no podemos dejar perder. Y eso no significa tampoco que estemos hablando de ciento veinte lenguas en Aragón, no, pero cierto es que hay variedades y modalidades, y no voy a entrar aquí a hablar de la terminología, de lo que es una lengua, un dialecto, una modalidad o una variedad, que todos lo podemos ya saber.
Tenemos que hacer hincapié en este texto, señor Franco, presentaremos enmiendas en ese sentido para que quede manifiestamente clara esta realidad de modalidades lingüísticas y para garantizar que perduren.
Y un tercer bloque es la autoridad lingüística. No queremos en ningún caso que pueda dejar la puerta abierta el texto a posibles interpretaciones, no queremos que se abra la puerta nunca a que pueda ser el Institut d'Estudis Catalans, Instituto de Estudios Catalanes —perdone, presidente, para el acta—, quien pueda regular ninguna de nuestras lenguas. Creemos que la autoridad lingüística ha de ser aragonesa, y esta nos parece una cuestión fundamental.
Estos son los tres bloques hacia donde van a ir dirigidas nuestras enmiendas, más allá de que podamos referirnos también a la enseñanza, a los materiales curriculares, a la relación con la Administración, etcétera.
Y, evidentemente, por las cosas que aquí se han dicho, y el texto yo creo que lo deja meridianamente claro, se da por hecho que la cooficialidad ni está presente en esta propuesta, ni de manera explícita ni encubierta, ni mucho menos es viable, porque no es posible, porque, para eso —y ustedes lo saben bien—, esto tendría que estar recogido en el Estatuto de Autonomía, y por algo en la negociación del Estatuto de Autonomía se llegó a ese artículo 7, muy medido y muy calculado, donde Partido Popular, Izquierda Unida, Partido Socialista y Partido Aragonés se sintieron reflejados y cómodos.
Y termino, señor presidente.
Desde el PAR queremos que haya una ley de lenguas y modalidades lingüísticas de Aragón, pero una ley que no rompa, una ley que una, que refleje ni más ni menos que la realidad que existe, la realidad lingüística, sentimental, cultural y social. Espero que los grupos parlamentarios sepamos llegar a acuerdos en favor de los aragoneses y de nuestro patrimonio y en favor de esos aragoneses bilingües que son tan aragoneses e incluso más que los demás, por una sencilla razón: porque muchas veces han tenido que esforzarse para demostrar que eran aragoneses y lo eran de verdad.
Sentémonos a hablar y sentémonos a hablar en el Parlamento. Al Partido Aragonés, ahí nos encontrarán.
Muchas gracias.
[Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario del Partido Aragonés.]
El señor PRESIDENTE: Gracias.
Vamos a proceder a la votación de la toma en consideración de la proposición de ley.
Comienza la votación. Finaliza la votación. Treinta y cinco votos a favor, veintitrés en contra y nueve abstenciones. Queda aceptada la toma en consideración.
Explicación de voto.
Señor Barrena, tiene la palabra.
El señor diputado BARRENA SALCES [desde el escaño]: Gracias, señor presidente.
Señorías, la primera razón por la que hemos votado a favor es porque siempre hemos apoyado y siempre hemos facilitado que en esta Cámara se pueda debatir sobre cualquier iniciativa de cualquier grupo o sobre cualquier iniciativa que, por la vía de la iniciativa legislativa popular, hayan presentado ciudadanos y ciudadanas de Aragón. Y, por lo tanto, esa es la primera cuestión: reconocimiento de lo que es esta Cámara de espacio de debate y, por lo tanto, de posibilidad de que llegue, para tomar en consideración, cualquiera de las iniciativas que, lógicamente, cumpliendo el Reglamento o cumpliendo los requisitos de la iniciativa legislativa popular se lleve. He votado siempre a favor, siempre, de todas, incluso de algunas en las que estamos radicalmente en contra; pero luego, después, en el debate, lo hemos dicho. Por lo tanto, esa ha sido la primera cuestión.
La segunda cuestión por la que hemos votado a favor es porque vemos realmente urgente y realmente necesario que salga una ley de lenguas de Aragón de esta Cámara. Y lógicamente, para que pueda salir, tiene que empezar a plantearse. Es verdad que Izquierda Unida también podía haber presentado una ley, es verdad; pero es uno de esos casos en los que nosotros siempre pensamos que hay que ser muy realistas —no tiene nada que ver con la monarquía el término «realista», ¿eh?, tiene que ver exactamente con tener la visión real de cómo y de qué manera está—. Y, ciertamente, el que todavía no haya una ley de lenguas en Aragón es resultado de una realidad que habla de muchos problemas.
Yo les invito a trabajar para superar esos problemas y les invito a trabajar para que pueda salir una ley de lenguas de Aragón, la mejor que pueda salir en estos momentos; tiempo tendremos después de mejorarla si es que todavía hay que mejorarla. Pero lo que no puede seguir es que sigamos sin una ley de lenguas en Aragón: aparte de porque lo manda el Estatuto de Autonomía de Aragón, lo manda otra cuestión básica para Izquierda Unida, y es la obligación que tenemos de respetar los derechos de las personas y de los ciudadanos y las ciudadanas de Aragón que, además del castellano, tienen otras lenguas, e incluso puede haber alguna minoría que ni siquiera el castellano lo tenga, que les puedo asegurar que, cuando se anda por ahí arriba, a veces te encuentras también con alguien que todavía el castellano le es dificultosísimo para poder entenderse.
Y como creo en la libertad de expresión, creo en la democracia, creo en la obligación que los poderes democráticos tienen de garantizar el cumplimiento y, por lo tanto, el respeto a todos esos derechos por muy minoritarios que sean, por eso hemos votado a favor de la toma en consideración de esta ley.
Y es verdad que luego, en el trámite parlamentario, haremos propuestas y es verdad que nuestra decisión final sobre si la ley merece que la apoye Izquierda Unida o no se verá al final del trámite parlamentario, el día del Pleno en que se vote. De entrada, nuestra voluntad es poder contribuir a que salga una ley que sea de la mayor parte posible de grupos de esta Cámara, y, desde luego, trabajaríamos para que pudiera ser unánime.
Ese es el planteamiento con el que hemos votado a favor de esta toma en consideración de esta ley de lenguas.
Gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias.
Turno de explicación de voto de Chunta Aragonesista. Señor Bernal, tiene la palabra.
El señor diputado BERNAL BERNAL: Gracias, señor presidente.
Señorías.
Chunta Aragonesista ha votado a favor de la toma en consideración de esta proposición de ley porque no queremos que nadie pueda decir que colaboramos a que todavía sigan pasando más años, y ya son demasiados años en los que se ha estado ninguneando un derecho individual y colectivo de ciudadanos y ciudadanas de Aragón que se expresan y que tienen como lengua materna una lengua privativa de Aragón, el aragonés, o una lengua que compartimos con el resto de la Corona de Aragón, el catalán, y lo digo así: el catalán. Y, como les he demostrado, todos y cada uno de los grupos parlamentarios que aquí están, todos y cada uno, lo han denominado así en leyes que han aprobado ustedes, sus grupos parlamentarios.
Por eso, nosotros entendemos que el hecho de que la diversidad cultural, la pluralidad cultural y lingüística que definen a Aragón sean tan tarde reconocidas legalmente en estas Cortes... Estas Cortes que —recordémoslo— representan a todos y a todas los y las aragoneses y aragonesas, no solo a quienes utilizan manifestaciones culturales y lingüísticas mayoritarias, a todos y a todas. Por eso yo les ruego, señorías, que tengan en cuenta que... Yo entiendo que se pueden mantener posiciones políticas porque son esas las posiciones políticas que se mantienen, pero, claro, a mí me es muy difícil explicar que se cambie tanto tanto tanto la posición como para que quienes han elaborado anteproyectos y han aprobado leyes vigentes ahora hablando del catalán y hablando de la cooficialidad, de repente, pasen al otro extremo, a negar la cooficialidad, a negar la existencia del catalán y no sé cuántas cosas. Eso es difícilmente explicable. Se pueden cambiar algunas posiciones con el paso del tiempo, pero de ahí a pasar del blanco al negro el Grupo Popular, el grupo del PAR, me parece mucho pasar, y eso habrá que explicarlo mucho a lo largo de la tramitación de esta proposición de ley.
Quiero decirlo de otra manera: yo creo que, cuando se han aprobado cosas incluso en el Parlamento español que afectan a estas lenguas en Aragón, es difícil ahora buscar confrontaciones que no resulten artificiales, es difícil buscar enfrentamientos, aunque ustedes son libérrimamente dueños de hacer lo que quieran en su guión político-parlamentario.
Y otra cuestión. Señorías, lo que no se puede hacer es cambiar de posición en tan poco tiempo como lo que voy a decir ahora: un participante en un debate de política general, hace solo cuatro años, el 14 de septiembre de 2005, le decía, avisándole, al Partido Popular: «Por cierto, espero que no politicemos el próximo debate lingüístico. El próximo debate lingüístico es lingüístico, no es político. Lo digo porque se ha anunciado la posibilidad de que se envíe la ley de lenguas...». Como diría la señora Herrero —yo la cito a ella—: «Biel dixit», el 14 de septiembre de 2005, en el debate de política general en esta Cámara, anteayer; le avisaba al Partido Popular de que no lo politizara y que este era un debate lingüístico. Yo suscribo, como en tantas ocasiones, al señor Biel, y creo que no hay que politizarlo, señora Herrero, que hay que hacer un debate lingüístico y parlamentario, y parlamentario, pero no utilizar ahora cosas que hasta el señor Biel dixit que no se hicieran.
Y, señorías —acabo—, otra cuestión que quiero recordarles: hay una decena —decena, de diez— leyes aragonesas que recuerdan lo que estamos hoy diciendo, esta no va a ser la primera ley. Quiero recordarles: la ley del Himno de Aragón, la ley de directrices generales, que he citado tan profusamente, la de carreteras, la de sucesiones por causa de muerte, la del patrimonio cultural aragonés la del régimen económico matrimonial y viudedad, la del derecho de la persona o la ley de protección y defensa de los consumidores y usuarios de Aragón (los hablantes del aragonés y del catalán son también consumidores y usuarios de Aragón, como decía, no con esos términos, pero parecidos, el señor Franco).
Señor Franco, señor Iglesias: tomen el voto de mi grupo parlamentario como una mano tendida para conseguir que no sigamos más tiempo sin ley, para conseguir que esas minorías a las que me he referido tengan aquí audiencia, para que aquí entre el Aragón plural, el Aragón diverso y, como he dicho tantas veces —y al señor Becana le hacía gracia—, el Aragón polifónico. El Aragón polifónico se merece que estas Cortes y que el Gobierno de Aragón que desarrolle esa ley lo tengan en cuenta.
Cuenten con nosotros para ello, pero, como han dicho los otros grupos parlamentarios, la posición final, más allá de decir que sí que queremos una ponencia para hablar de estas cuestiones, la posición final se verá al final, porque el gato escaldado del agua fría y helada huye: recuerden el Estatuto.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Señora Herrero, ¿desea explicar el voto? Tiene la palabra.
La señora diputada HERRERO HERRERO [desde el escaño
]: Muchas gracias, señor presidente.
Pues explicar que nos hemos abstenido, desde este grupo parlamentario, por las razones que ya he ido diciendo en mi primera intervención y que quiero reiterar: porque queremos que haya una ley que regule la realidad lingüística de Aragón, que así lo dice nuestro Estatuto, y porque, además, pensamos que es justo y necesario que así exista; porque no compartimos el texto que presenta hoy el Grupo Parlamentario Socialista, pero no queremos impedir que se tramite. Estamos dispuestos, y tendemos una mano, estamos dispuestos a negociar, a llegar a acuerdos, y nuestro grupo parlamentario, en el camino del consenso, desde luego, respetando nuestras ideas de partida, podemos intentar llegar a puntos de confluencia.
Espero que, en breve, podamos aprobar una ley de lenguas que cuente con el máximo apoyo y respaldo parlamentario, porque esa será la única manera de garantizar que sea una buena ley, una ley que no fracture y una ley que una a la sociedad.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias.
Señor Navarro, puede explicar el voto del Grupo Popular. Tiene la palabra.
El señor diputado NAVARRO FÉLEZ: Gracias, presidente
.
No se queje, señor Bernal, cuando le retiran la palabra cuando sus quejas van dirigidas al presidente del Gobierno, puesto que hoy se ha visto de manifiesto que, como sus quejas o toda su artillería iba dirigida contra el Partido Popular, pues su tiempo ha sido ilimitado. [Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario Popular.]
Señor Bernal, yo, la verdad, me he leído los antecedentes de esta ley, y la verdad es que yo no sé si es que ustedes aquí han encontrado una verdadera bicoca o una agencia de colocación en la aplicación de esta nueva ley de lenguas, pero en fin... [Rumores.]
Señorías, desde mi grupo pensamos que la ley pivota sobre el catalán y sobre el aragonés. Y mire, señora Herrero, ¿usted cree que algo va a cambiar, en todo el articulado de la ley, usted cree que algo va a cambiar porque les camelen con la definición de quitar el catalán y llamarlo de otra manera? Pues le puedo garantizar —y, si no, lo veremos en la tramitación de las enmiendas—, le puedo asegurar que no va a cambiar absolutamente nada.
Decía la señora Herrero de forma contundente que no acepta la definición de «catalán». Pues la verdad es que me agrada el giro que han dado. Simplemente, quiero hacer referencia de nuevo a la Ley de patrimonio cultural aragonés de 1999, donde, a una enmienda de Chunta Aragonesista que decía: «Una ley de lenguas en Aragón proporcionará el marco jurídico específico para garantizar la cooficialidad del aragonés y del catalán, lenguas minoritarias en Aragón, así como la efectividad de los derechos...», tal, tal, tal, pues, usted sabe perfectamente que esta enmienda se aprobó con veintiséis votos en contra del Grupo Parlamentario Popular y veintiocho votos a favor de esta enmienda (Chunta, PSOE, PAR, Izquierda Unida). No voy a hacer sangre sobre este tema, señora Herrero, por supuesto que no.
También quiero dejar meridianamente claro que no confundamos el respeto a nuestras lenguas propias con el odio al catalán, nada más lejos desde ese punto de vista. Desde el Partido Popular, somos respetuosos con las instituciones catalanas y la lengua catalana, aunque quizás no podamos decir lo mismo de las instituciones catalanas, y prueba de ello, a lo mejor, sería hablar de los bienes.
También creo que en mi intervención he dejado meridianamente claro que estamos a favor de una ley de lenguas, pero que, desde luego, esta ley de lenguas que nos ha presentado el Grupo Parlamentario Socialista no es de nuestro agrado.
También, decir que la voluntad del pueblo aragonés se expresó en el último Estatuto de Autonomía, en su artículo 7, donde para nada nos habla ni del catalán ni del aragonés, y mucho menos de la cooficialidad. Entiendo, señor Bernal, que ustedes no estuvieran muy de acuerdo con este Estatuto.
Miren ustedes, señorías, el Partido Popular estará en contra de propuestas que contengan aspectos como que el catalán es una lengua propia e histórica de Aragón; que algunas zonas de Aragón son de lengua y cultura catalanas, por ejemplo; que se podrá hablar en catalán en las Cortes de Aragón; que se desarrollará terminología administrativa, tecnológica y jurídica en catalán; que el catalán se podrá expandir a zonas castellanoparlantes si hay ciudadanos que hablen catalán; que las zonas castellanoparlantes fomentarán actividades o equipamientos culturales en catalán si el número de interesados lo justifica; que el Gobierno de Aragón regulará la enseñanza en catalán y determinará los modos de aplicación a cada centro educativo; que la enseñanza de/y en catalán será de oferta obligada por parte de la Administración educativa en todos los centros escolares en las zonas de utilización; que el reconocimiento del catalán podrá ser valorado en el acceso a los puestos de trabajo convocados por la Administración de la comunidad autónoma; que el catalán se normalizará en Aragón... Es decir, todos estos aspectos, desde el Partido Popular no los podemos permitir. Todo ello solo puede posibilitar la desaparición, como he dicho antes, de las modalidades lingüísticas propias de Aragón.
Por tanto, desde el Partido Popular consideramos que se debe hacer efectivo el derecho de los ciudadanos a conocer las lenguas y modalidades propias de Aragón; que se deben proteger las lenguas y modalidades lingüísticas propias de Aragón como elementos vivos de nuestro patrimonio cultural; que defendemos el uso y la enseñanza de las hablas maternas en las zonas de utilización predominantes, con arreglo a los principios de voluntad, tolerancia y respeto, de acuerdo con la realidad sociolingüística de Aragón, pero rechazamos la enseñanza en la lengua materna, quede evidentemente claro; respetamos el derecho a aprender, expresarse y alfabetizarse en la lengua materna, y rechazamos cualquier manifestación de discriminación por razones de la lengua, como tampoco creemos que el catalán noroccidental y el llamado «aragonés» constituyan un sistema lingüístico unitario en cada caso, y, por tanto, no es conveniente su normalización; por otro lado, consideramos que la normalización que se preconiza va a suponer la pérdida de nuestro verdadero patrimonio.
Creemos que cualquier texto legal que regule las lenguas en nuestra comunidad autónoma, tal y como establece el Estatuto de Autonomía en su artículo 7, lo debe hacer reconociendo la realidad sociolingüística aragonesa.
Nada más, y muchas gracias.
[Aplausos finales desde los escaños del Grupo Parlamentario Popular.]
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor diputado, aunque he de lamentar el tono capcioso de sus palabras induciendo a la parcialidad en el ejercicio de la Presidencia en un asunto que no venía al debate que nos sustenta en estos momentos. Y le aseguro que la estadística, incluso la temporal, es muy beneficiosa, como corresponde, al grupo mayoritario que usted ha representado aquí hoy.
Tiene la palabra el portavoz del Grupo Socialista para explicar el voto.
El señor diputado FRANCO SANGIL: Gracias, presidente
.
Señorías.
El Grupo Socialista ha presentado una proposición de ley moderada y ha hecho un discurso moderado. Y lo vamos a seguir haciendo, porque el único límite que vamos a tener en la ponencia, el único límite, va a ser la confrontación. No queremos confrontación social, queremos cohesión en Aragón; no queremos enfrentamientos entre terrenos ni territorios ni personas.
Y he dicho y vuelvo a decir que el modelo que tenemos que seguir es el que han seguido desde hace veinticinco años las gentes que han llevado a cabo un proceso como el que se ha desarrollado en Aragón en torno a las escuelas y a los institutos, ¡sin ningún problema!, ¡sin ningún conflicto!, y amparados por los gobiernos que ha tenido esta comunidad autónoma, y lo digo poniéndolo en valor, ¡y lo digo poniéndolo en valor! ¡No nos debemos ir de ese carril! Si durante veinticinco años... Empezaron, en el año ochenta y cuatro, creo que en torno a ochocientos alumnos aprendiendo catalán, porque así se dice que es lo que hacen, y ahora estamos en cuatro mil alumnos; el aragonés lo empezaron en el año noventa y siete, si no recuerdo mal.
Pero, en definitiva, ese es el modelo que vamos a seguir y el modelo que va a seguir el Grupo Parlamentario Socialista: de intentar, que lo que se ha hecho ha sido bueno, y asentarnos en eso, ¡sin ninguna fractura!, sino con cohesión, con estabilidad, dejando a la gente que pueda desarrollar sus derechos, sin que nadie los ponga y los vea como amenazas. Haremos lo que queramos nosotros, lo que quiera esta Cámara.
Agradezco, evidentemente, el voto de apoyo que ha tenido esta proposición y el voto facilitador, pero, evidentemente, no es más que un punto de arranque, esto no tiene que servir más que para buscar el encuentro en una ponencia en la que, vuelvo a decir, veamos el espejo de lo que ha pasado en Aragón en las zonas donde se ha dado la enseñanza del aragonés y la enseñanza del catalán para seguir el ejemplo. Porque, vuelvo a decir, eso es a lo que nos obliga la ciudadanía, y no ha habido ningún conflicto en ningún sentido. A eso estará dispuesto este Grupo Socialista y, evidentemente, vuelvo a decir, a seguir el ejemplo que ha habido en ayuntamientos de este territorio y de aragoneses que, siendo aragoneses, tienen, además de ser castellanoparlantes, otra lengua propia de Aragón.
Muchas gracias.
[Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario Socialista.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.